El niño que soñaba con robots

Por: Patricia Bohórquez

A finales de 1986, doña Rebeca y don José se preparaban para el nacimiento de Francisco, y como casi todos los padres, deseaban que su hijo llegara lejos. Lo que no imaginaron, es que llegaría tan lejos, y que 29 años después estaría haciendo un postdoctorado en robótica en una de las universidades más prestigiosas del mundo, y curiosamente, en el país más alejado de Colombia.

Mi cita para entrevistar a Francisco es en el centro de robótica de la Universidad Tecnológica Nanyang. Llego minutos antes de la hora acordada y mientras tanto imagino a mi entrevistado como un hombre de mediana edad que usa una bata blanca atiborrada de raros objetos y que habla en un lenguaje difícil de entender. A lo lejos, veo un joven que se dirige hacia mí apresuradamente, viene vestido con un moderno polo fucsia, pantaloneta gris y zapatillas deportivas. Se disculpa por su retraso y con un gesto de caballerosidad me lleva a su estación de trabajo. La sencillez de Francisco desploma al errado estereotipo que tenía en mente, y al mismo tiempo, produce en mí una fascinación por este genio de la robótica que en menos de tres décadas ha logrado lo que muchos, pero muchos, no han alcanzado en toda una vida.

Francisco es el mayor de tres hermanos y el único varón de un humilde matrimonio de boyacenses de pura cepa. Su infancia transcurrió entre Santana (Boyacá) y Vado Real (Santander), lugares donde su padre se desempeñaba como conductor de camiones y de tractomulas, mientras su madre alternaba los oficios domésticos con la administración de una distribuidora cervecera. Aprendió a trabajar desde niño. Fue mesero, conductor, sembró caña, recogió café, cuidó las marraneras, en fin, un sin número de oficios que aprendió de su padre a quien le agradece por haberle enseñado, tanto o más para la vida, que la misma academia.

Ese niño inquieto, a veces indisciplinado pero estudioso, no paraba de soñar con hacer robots, y aunque alguna vez consideró la posibilidad de irse de cura, muy pronto entendió dos cosas: debía hacerse profesional para cambiar el rumbo de su vida y la carrera que escogiese tenía que estar ligada a la robótica.

Estudiaba por gusto propio, pero la mayor parte de las veces lo hizo por satisfacer a su mamá, era la forma de pagarle a quien ha sido la influencia más determinante de su vida y quien se lo ha dado todo. Terminó el bachillerato a los 16 años en la Escuela Industrial de Oiba (Santander), obteniendo la distinción de mejor bachiller de su promoción. Sus destacados logros académicos le proporcionaron la cuota inicial para empezar a cumplir su sueño: una beca para estudiar ingeniería mecatrónica en la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

Los triunfos siguieron aflorando y a los 21 años se graduó con honores, obteniendo el promedio más alto de su carrera y el segundo más alto de toda la universidad, entre los que se graduaron ese año. Antes de terminar ingeniería, realizó sus prácticas en Bogotá con la multinacional Siemens, con quien se vincularía laboralmente tiempo después y donde tomaría la decisión de continuar sus estudios de postgrado.

A finales de 2011 obtuvo una beca del gobierno español para el programa de maestría y doctorado en automatización y robótica de la Universidad Politécnica de Madrid (España). Fue así como se convirtió en doctor en robótica a los 28 años de edad. Durante sus estudios realizó dos estancias de investigación, una con la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) y otra con la Universidad de Harvard (Estados Unidos), lo cual le sirvió de escalón para el siguiente paso: una oferta para realizar el postdoctorado en la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur, su actual sitio de trabajo, y considerada como la mejor en el mundo entre las universidades establecidas en los últimos 50 años.

Descubro por un afiche que hace pocos días llegó de Suecia donde participó en ICRA 2016, la conferencia de robótica y automatización más importante del mundo y donde sólo tienen el privilegio de participar los mejores de los mejores (este año se dieron el lujo de rechazar el 65% de las solicitudes). Como si este honor fuese poco, obtuvo el segundo lugar en una competencia de robótica patrocinada por la multinacional Airbus, celebrada durante la misma conferencia.

Pero no todo en la vida de Francisco son robots y como él mismo lo dice: «hay que disfrutar la vida, el balance es lo más importante». Por esto mismo, continúa practicando con absoluta disciplina la pasión que ha tenido desde niño, el fútbol, pasatiempo que alterna con la lectura de libros de ciencia ficción, con las salidas con sus amigos y con la culinaria. Dentro de sus especialidades, el ajiaco, la paella y las empanadas con ají son los más apetecidos entre sus afortunados comensales.

De Francisco me impresionan varias cosas. Primero, sus tremendos logros académicos; segundo, su sencillez y humildad y tercero, la forma tan precisa como responde a cada una de mis preguntas. En ocasiones, sin que yo haya terminado la pregunta, ya tiene preparada la respuesta con un artículo, un mapa, un gráfico o cualquier ayuda digital. Cualquiera diría que conocía de antemano mi cuestionario, pero no, su velocidad mental es asombrosa, como la de los personajes de sus libros de ciencia ficción.

Próximamente terminará su postdoctorado y ahora su meta es montar su propia empresa de soluciones de automatización a través de robots industriales. Asegura que trabajando duro se pueden conseguir aquellas cosas que parecen imposibles. Por otro lado, ha concluido que a veces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos ya que nos descartamos antes de que otros lo hagan porque no nos tenemos confianza, y dicho con sus propias palabras: «hay que transcender ese complejo de inferioridad, la peor diligencia es la que no se hace».

Francisco cree que la curiosidad, la dedicación y un alto grado de auto-conocimiento son características necesarias de quien se quiera inclinar por la robótica. Lo que yo creo, es que ese niño que quería construir un robot nunca dejó de soñar ni de luchar para hacer su sueño realidad. Definitivamente, este planeta necesita más Franciscos, así el Francisco de mi artículo parezca de otro mundo.

27 comentarios en “El niño que soñaba con robots

    1. En la misión técnica-educativa a Singapur y a la Universidad Tecnológica de Nanyang, organizada por la Cámara de Comercio de Bucaramanga, tuve la oportunidad de conocer a Francisco y verlo trabajar en su laboratorio de Robótica. Realmente es un orgullo Para Oiba y para Colombia. Al encontrar este Colombiano Egresado de la Escuela Industrial de Oiba , mi emoción fue muy grande. Su inteligencia, su pasión por la Robótica y su disciplina le ha permitido su realización personal y brillar a nivel mundial.

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      1. Hola Lilia Amanda, me alegra mucho leer tu mensaje. Cuando escribí el artículo de Francisco me acordé de ti porque las dos habíamos hablado del tremendo mérito y ejemplo que él representa. Te mando un cariñoso saludo.

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    1. Don José, para mí es un honor tener su comentario. Como Francisco lo mencionó, él le agradece muchísimo a usted todo lo que le enseñó, lo cual ha sido determinante en su vida. Dios lo bendiga.

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  1. Desde colombia te felicitamos por esos triunfos que el señor te ha concedido y te siga guiando por el camino del exito, te colmé de muchas bendiciones y te siga iluminando en esta carrera de sabiduría que te ha dado. Te queremos mucho

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    1. Doña Rebeca, para mí es un honor recibir sus palabras. Créame cuando le digo que al conocer la historia de Francisco y la forma tan determinante como usted ha influido en su vida, le guardé tanta admiración a él como a usted. Doña Rebeca, usted es una mujer admirable y una madre excepcional que me inspira a mí en mi labor de madre. La felicito de corazón!!

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  2. Francisco MUCHÍSIMOS ÉXITOS en tu carrera , eres un orgullo para la familia , para Colombia entera y para el mundo , DIOSITO siga guiando tus pasos por donde quiera que vayas y lo más importante que sigas siendo esa persona humilde q no olvida sus raíces . Un inmenso abrazo

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  3. Francisco. Dios y la Satisima Virgen. Lo sigan iluminando en sus proyectos que el le tiene preparado y que siga siendo ese excelente hijo hermano sobrino Dios lo bendiga lo quiero mucho un abrazo

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  4. MUY PERO MUY BUENOS DÍAS DRA. PATRICIA, nuestra «EMBAJADORA DE AMOR» de Colombia en Singapur. Hoy al leer en Vanguardia Liberal «EL NIÑO QUE SOÑABA CON HACER ROBOTS» reproducido por el periodista Luis Fernando Martínez.
    DRA, PATRICIA nuestra más bella «EMBAJADORA DE AMOR» que tiene Colombia en Singapur. Todo en el universo tiene un PROPOSITO DE AMOR» aprender, comprender y transcender… y ese propósito de AMOR por Colombia se llama en Singapur «PATRICIA BOHORQUEZ».
    Que grato, justo y meritorio es hacer un justo reconocimiento a quienes bien se lo mererecen… FRANCISCO SUÁREZ RUÍZ… sencillo, noble y humilde… pero digno de reconocimiento y admiración…que nos muestra a propios y extraños que te equivocastes de ruta, cuando con disciplina y amor no parabas de soñar con hacer robots. FELICITACIONES no me canso de contar tu historia en todas partes donde tengo oportunidad para ponerte de ejemplo de quién eres, de donde eres, en que colegio estudiastes, etc. y siempre digo «EL PRIMER COLOMBIANO CON DOCTORADO EN ROBÓTICO, SE LLAMA FRANCISCO SUÁREZ RUÍZ y es de OIBA, SDER.»
    Con sentimiento de gratitud y aprecio,

    Lic. José de Jesús Celis Gómez

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    1. Estimado José de Jesús, mil y mil gracias por tus emotivas y generosas palabras. Realmente me siento tremendamente conmovida. Mensajes como el tuyo son la mejor recompensa a mi trabajo y la motivación para seguirlo haciendo. Un cariñoso saludo desde Singapur.

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  5. Patricia! Muy bonito articulo. Yo estoy estudiando en Singapur en este momento y me encantaría conocer a Fransisco crees que sería posible? O al menos tener contacto directo con el?
    Muchísimas gracias!

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