El lenguaje del amor

Por: Patricia Bohórquez

Llevando unos pocos días en Singapur tuve que resolver un imprevisto, el nuevo uniforme escolar que mi hijo empezaría a usar necesitaba unos arreglos. De la ciudad no conocía más que unas pocas calles a la redonda. Nos estábamos alojando en un hotel cercano a Arab Street, así que tomé a mi hijo en su cochecito y me aventuré a recorrer la zona musulmana en busca de un modisto.

image.png

Después de caminar un par de horas, en medio del sofocante calor de las cuatro de la tarde, mi hijo empezó a llorar y yo a desesperarme por no encontrar a nadie quien resolviera mi problema. Resguardándome del sol abrazador y en busca de una bebida, decidí entrar a un viejo centro comercial que encontré en el camino y para mi sorpresa apareció ante mis ojos, como por arte de magia, la modistería que tanto había estado buscando. Me acerqué apresuradamente al lugar, como quien encuentra un oasis en medio del desierto, y me topé con este local humilde y destartalado atendido por sus dulces propietarios.

image

Sus dueños y modistos, una pareja de octogenarios singapurenses de origen chino, cuyo inglés era tan limitado como mi mandarín,  le tendieron los brazos a mi hijo y le arrebataron las carcajadas que yo no había logrado durante la maratónica jornada. Inmediatamente, se dieron cuenta de que estábamos sedientos y acalorados así que nos ofrecieron el té más refrescante que hasta ahora haya probado. A él, lo conquistaron con unas deliciosas galletas preparadas por las arrugadas manos de la amorosa mujer; a mí,  me entregaron la más espléndida de las sonrisas. Mientras yo hacía uso de mis mejores trucos de mímica para explicarles el arreglo que necesitaba, ellos alzaban a mi hijo y lo colmaban con mimos. Tomé una foto para perpetuar el momento en mis recuerdos, la cual les obsequié al día siguiente cuando recogí los uniformes.

Tres años después volví al lugar ya siendo otra, conocía Singapur como la palma de mi mano, tenía mi propia máquina de coser para hacer «arreglo de uniformes» y ya no tenía un hijo sino dos. Pasé a saludarlos y la emoción bañó mis ojos en lágrimas cuando descubrí, pegada a una desconchada pared de la modistería, la foto que les había dado. Ellos me reconocieron de inmediato y me volvieron a regalar la misma cálida y desinteresada sonrisa. Siempre recordaré a estas entrañables personas quienes me enseñaron que el idioma no es barrera cuando se usa el lenguaje del amor, y gracias a las cuales desde el primer momento me enamoré de este país y supe que aquí dejaría una parte de mi corazón para siempre.

Read this article in English

10 comentarios en “El lenguaje del amor

  1. Me encanto este articulo Patricia, eres una excelente narradora. Y que historia mas linda Dios siempre se encarga de ponernos angelitos justo en el momento en el que mas lo necesitamos.

    Le gusta a 1 persona

    1. Soy Ana F. Rozo ,me encanta la labor que uds estan haciendo como Colombianos en otro pais ,especial en otro continente,yo casualmente viajo de vacaciones para singapur el proximo agosto 10/16 con mi hermano.Yo vivo en florida y el en canada y me gustaria conocerles o poderles contactar,gracias le envie un mensaje a Ana maria jirado pero no se si lo recibio por favebook ,gracias…bendiciones.

      Le gusta a 1 persona

      1. Hola Ana, muchísimas gracias por tu lindo comentario, ¡nos llenas de entusiasmo para seguir escribiendo!. Te cuento que Natalia Angel y yo somos las creadoras del blog. Natalia actualmente está de vacaciones en Colombia y yo me mudo a Japón en 10 días así que lamentablemente no vamos a tener la oportunidad de conocerte, pero tengo entendido que Ana María si anda por acá. Le comunicaré que le escribiste. Espero que tengas un lindo viaje. En nuestro blog encontrarás un artículo llamado «Déjate consentir por Changui, el mejor aeropuerto del mundo» y «un colombiano mochileando en Singapur», ambos te serán de utilidad para tus vacaciones en la isla. Un cordial saludo.

        Me gusta

  2. Paty, gracias por sacarnos de nuestra rutina y hacernos viajar a contemplar esa escena maravillosa de una madre que por amor busca solucionar un detalle de uniforme y se encuentra con un gesto de amor que está en las personas más allá de su color, cultura, creencia. Gracias por compartir tus vivencias!

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario